Las manos del ensueño
Se han alejado de mi vida
¡Es tan agónico el tormento!
De no tener una gotita de poesía.
El Numen del invierno
Me consume cada día,
Yerto hoy me siento
Sin mi granito de alegría.
Tal vez la paz inspiradora
Volviera pronto a ser mía,
Quizá el mar me arroje
Su ola de melancolía.
Yo solo quiero ver el rayo
Verde y ardiente de la poesía
Y adorarle los rincones
Más sutiles de la palabra viva.
¡Vivir no será entonces
El éxtasis que antaño sentía!
Ni podrá ser ya nunca
Lo que posteriormente quería.
Tal vez la voz inspiradora
Vuelva a terminar mi agonía,
Quizá el cielo llore
Junto con mi melancolía.
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