miércoles, 13 de mayo de 2009

Nocturno XIX

{ De la Noche Sonámbula }
Te prometo que la noche iba y venia con una brisa nocturna, como un movimiento roto, rígido y perturbado; te prometo que el sibilante ruido de la rotación de la tierra estaba a milésimas de quitarme los ojos; así como el vals perpetuo de la estrella bajo la soga del invierno era la vorágine de esta perturbadora noche. Así como la paloma blanquísima con su vuelo intacto trazado sobre el viento, ¡Así!... Tal como se dibuja la línea recta implacable que forma el horizonte o quizá como al arco multiplicado del rocío.
Juro que lo vi cuál remolino se impregna cauteloso sobre las hojas y mejor sobre tu pelo, juro que su mano herida fue como la llama que me consumió en su eterno y fue como la llaga que me hirió en mi duermo.

Juro que su vaivén incesantemente derruido causó la tierna opacidad en el lente cristalino del manto. Tal como el revoloteo que sucumbe en las fronteras de mis sienes fue su canto.

Dije que la noche entró en mis pupilas con un desenfreno lunático y desorbitó sin vacilo ni queja mi globo, y permitió la óptica convexa siguiendo la natural curvatura de la tierra.

Dije que la noche entró y salió de esta atmosfera con una risa única y lúdica que estremeció el farol de la luna, y juro que su brillo fue el más opaco que todo el pronóstico de la historia del tiempo, como el transcurso lento de una gélida hora.

No recuerdo exactamente qué fue de ella, pero juro que sopló fuerte como siniestra melodía Nocturna.


Yo No Sabía Que No Tenerte Podía Ser Tan Dulce Como Nombrarte Para Que Vengas, Aunque No Vengas... Y No Haya Sino Tu Ausencia, Tan Dura Como El Golpe Que Me Di En La Cara Pensando En Vos...



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